En las montañas altiplánicas que rodean la ciudad de El Alto, donde el cielo se vuelve más intenso y el frío marca el ritmo de la vida cotidiana, existe una comunidad que decidió no resignarse a las dificultades: Alto Milluni. Allí, entre casas dispersas, tierra ancestral y un clima duro que condiciona cada actividad diaria, un grupo de mujeres —jóvenes y adultas, aymaras, indígenas, madres, trabajadoras— está protagonizando una revolución silenciosa: la construcción de una economía más justa, más sostenible y profundamente comunitaria.
Su historia está cobrando un nuevo impulso con el proyecto “Alto Milluni: promoviendo emprendimientos en verde y violeta”, impulsado por ASATA y el Centro de Promoción de la Mujer Gregoria Apaza (CPMGA), con el apoyo del Ayuntamiento de Gijón. Una iniciativa que combina la fuerza del feminismo comunitario con la defensa de la tierra, y que busca abrir oportunidades económicas reales para mujeres que históricamente han sostenido a sus familias, a menudo sin reconocimiento.
Un territorio con desafíos que piden respuestas urgentes
La vida en Alto Milluni no es sencilla. La comunidad sufre carencias básicas —acceso irregular a agua potable, electricidad o gas— y vive en un entorno impactado por la actividad minera cercana, que deja huellas en el agua, la tierra y la salud de las familias. Al mismo tiempo, muchos jóvenes migran hacia El Alto o La Paz en busca de educación y empleo, dejando vacío un futuro que debería pertenecerles.
Pero allí donde aparecen los desafíos, también emergen las mujeres. Ellas han mantenido vivas las tradiciones, la agricultura y los tejidos; ellas han sido guardianas invisibles de la biodiversidad del territorio; ellas son hoy el motor de una transformación que empieza desde lo cotidiano.
Economía verde, economía violeta: una nueva forma de emprender
El proyecto promueve el nacimiento y fortalecimiento de emprendimientos sociales sostenibles liderados por mujeres. Verde, porque se basa en prácticas responsables con la naturaleza; violeta, porque coloca la igualdad de género y la autonomía económica en el centro.
En la práctica, esto se traduce en acciones tan concretas como innovadoras:
- Cocinas solares para una alimentación más sana y sostenible: Cincuenta mujeres recibieron formación para producir alimentos y snacks saludables utilizando energía solar, reduciendo el uso de combustibles contaminantes y mejorando la seguridad alimentaria de sus familias y de los visitantes que llegan a la zona. Estas cocinas representan más que una herramienta: son independencia energética y una oportunidad de negocio sostenible.
- Emprendimientos que alimentan el territorio: Se han creado espacios comunitarios equipados para cortar, envasar y etiquetar frutas deshidratadas, mermeladas y otros productos que podrán venderse en Alto Milluni, El Alto y La Paz. La producción se organiza en un sistema rotativo que garantiza participación equitativa y organización colectiva.
- Justicia de género como base del desarrollo: Las mujeres no solo aprenderán técnicas productivas: también reciben talleres sobre derechos, autonomía económica y liderazgo, lo que fortalece su capacidad para negociar, decidir y participar plenamente en la vida comunitaria.

Cuidar la tierra, cuidar la vida
La comunidad ha impulsado además campañas de recolección de residuos, involucrando a familias, niños y hombres en la construcción de un entorno más limpio. Y como apuesta por la memoria y la identidad, un grupo de mujeres investigará la relación histórica entre las mujeres de la comunidad y la tierra. Sus voces y saberes han quedado recogidos en un documento que reivindica el papel femenino en la protección ambiental y cultural.
Un proyecto que teje alianzas y multiplica impactos
La iniciativa ha integrado cinco emprendimientos en la cadena turística comunitaria y a establecer alianzas con empresas privadas que potencien su desarrollo. La colaboración entre ASATA y el CPMGA combina la experiencia en economía social de la organización asturiana con la profunda trayectoria feminista y comunitaria de la entidad boliviana. Ambas comparten valores como la democracia, la solidaridad, la sostenibilidad y la defensa de los derechos humanos.
Alto Milluni: el futuro se escribe con manos de mujer
El proyecto llega en un momento crucial. En una comunidad donde las dificultades abundan, las mujeres están creando alternativas económicas que respetan su cultura, su entorno y sus derechos. Son ellas quienes, con cocinas solares, emprendimientos solidarios, campañas ambientales y nuevas formas de organización, están construyendo un modelo que une justicia social, justicia ambiental y desarrollo económico.
Alto Milluni no es solo un lugar en el altiplano boliviano: es un ejemplo de cómo el cambio nace desde las comunidades, desde las mujeres y desde la convicción de que otro futuro verde, violeta y profundamente humano es posible.

